Se callaron tus voces, la rebeldía de la edad nos funciono. El llanto ahogado en la garganta, es el grito mudo del dolor. De que te sirvio tanto hablar y hablar?
Mi herida finalmente se curo, y me senti indefenso. Ya no habia una excusa a flor de labios. Los brazos de la melancolia arroparon mi ser... Lo mejor del diablo, es hacernos creer que no existe.
Y asi fue como Se me apareció tu aroma en un suspiro.
Esta cacofonía de eternas distracciones, que nos persigue hasta nuestras casas y duerme en nuestras camas, se impregna en las almas a falta de palabras estorbantes.
Durante mucho tiempo desviaron mis atenciones, me convulsionaron y me pusieron a su disposición. Ellos, los mismos que mastican mi cerebro y rezan por mi antes de ir a dormir.
Extrañe ese olor a veneno por las mañanas y de muerte por las tardes.
Sofocaciones en las calles, ruidos, ciudad y poesia, extrañaba mentir.
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