lunes, 11 de septiembre de 2017

El gato y la piedra

Un gato negro descansa sobre una piedra. Las lenguas del sol, que acarician su suave pelaje, lo distinguen, de cualquier punto negro posado sobre una roca, en cualquier punto alternativo de la faz de la tierra. El observador, maravillado, al otro lado del parque, descifra, con inútil pericia, la analogía cósmica del gato y la piedra.
Pasados unos minutos. El silencio de cristal se quiebra. Una bandada de pájaros asedian la memoria olvidada de un sauce huérfano. El felino no se inmuta. El sol reverbera el azabache de su ropaje natural.
La tarde es ahora.
La tentación de acariciar y sentir al animal, pudo mas que la pereza incontenible de seguir observando. Se desplazo hacia la piedra y al tocarlo supo al instante que nunca hubo un gato. Solo su recuerdo. Descansando sobre una piedra.

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